31 de octubre de 2020

 

Nuestra Dolorosa de luto en el mes de Noviembre.


El día dos de noviembre. Una jornada que recuerda cada año a los difuntos. Es momento para rememorar a esas personas que un día se fueron. Y como cada año en muchos pueblos las hermandades y cofradías ofician misas en memoria de sus hermanos fallecidos con las imágenes de sus dolorosas vestidas de negro, el color del luto. La Real Cofradía de San Juan Evangelista y la Dolorosa así lo hizo el pasado sábado vistiendo a la co-titular de la cofradía que se encuentra en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol.

¿Qué entendemos por luto? Llanamente la expresión medianamente formalizada de responder a la muerte, esto es: la muestra externa de los sentimientos de pena y duelo ante el fallecimiento de un ser querido.

Por este motivo en infinidad de iglesias se exponen imágenes de la Virgen Dolorosa vestida de luto, una tradición vestir de luto a Nuestra Santísima Madre que impacta y que sea extendido.

Algunos datos de contexto histórico y geográfico a este respecto. En los países occidentales, esto incluye los entierros, las esquelas y ropa de luto, entre otros. En Europa continental la costumbre de llevar ropa negra sin adornos en señal de luto se remonta al menos al Imperio Romano, cuando la toga pulla hecha de lana de color oscuro se vestía durante los periodos de luto.

En España fueron los Reyes Católicos quienes impusieron en su reino el color negro en el luto a través de la Pragmática Real, costumbre que fue seguida por los países cristianos.

En relación a las cofradías, y a pesar que desde el siglo XVI las dolorosas se visten de negro, en la mayoría de los casos adaptando la indumentaria del luto de las viudas de la corte de Felipe II, la tendencia, tal como la conocemos hoy de vestir a la Virgen de luto durante el mes de noviembre en recuerdo de los fieles difuntos, surge en Sevilla en la segunda mitad del siglo XX, siguiendo el modelo que el recordado Juan Manuel Rodríguez Ojeda realizó en hermandades como la Macarena o la Hiniesta a principios del siglo. El caso más famoso, cuya foto ha dado la vuelta al mundo, es la Virgen de la Esperanza Macarena vestida de luto por la muerte de Joselito el Gallo en 1920, un modelo que fue evolucionando con el paso de los años hasta llegar al que vemos en nuestros días.

Hay dos costumbres que destacan en la vida cofrade durante el mes de noviembre: una, un tanto más antigua, como es la celebración de misas en sufragio de los hermanos difuntos, y otra más reciente: el vestir de negro a sus Imágenes Dolorosas…

Vestir de luto a las Vírgenes es una costumbre que en los últimos años ha tomado gran protagonismo llegando incluso a las hermandades de gloria que también intentan, en algunas y no en todas, presentar a su Imagen Titular de forma más sobria y con colores más oscuros con el fin de hacer presente a sus fieles difuntos.

Hay que tener presente que las dolorosas suelen adaptar a sus atuendos los colores de la liturgia. Antes del concilio Vaticano II se podían usar más colores, cosa que los vestidores siguen aprovechando en nuestros días. En la actualidad desde el concilio Vaticano II se usa el morado como color litúrgico, aunque el uso de ornamentos negros no se ha prohibido y sigue utilizando.

En el mundo cofrade «nada es improvisado, siguen un canon simbólico heredado del arte barroco, no es sólo gusto de vestidores y camareras, que se limitan a reflejar su impronta, sino que todo tiene un porqué, un porqué que forma parte de ese rico patrimonio inmaterial del que es depositario nuestras hermandades penitenciales».

Cada noviembre, «en ese negro de los terciopelos o damascos que cubren estos días a nuestras dolorosas, están más presente que nunca esos hermanos que ya se fueron y son parte importante de la grandeza de nuestra Semana Santa. Una llamada para orar por ellos y de que su recuerdo siga presente entre nosotros».




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