Novena a la Inmaculada Concepción
de la Santísima Virgen María
del 29 de noviembre al 7 de diciembre de 2019
OFRECEMOS PODER HACERLA DESDE EL ORDENADOR O EN EL MÓVIL
MODO DE HACER LA NOVENA
- Por la señal de la Santa (+) Cruz, de nuestros (+) enemigos líbranos (+), Señor Dios nuestro.
- En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
- Acto de contrición:
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Salutación para todos los días
Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre mía de mi alma, vos sabéis, oh gran señora, la devoción que desde mi niñez os profeso, y el amor de predilección que me ha robado siempre vuestro inmaculado misterio, cifra y compendio admirable de todas vuestras glorias. Es verdad, Madre querida, que alguna que otra florecilla en su obsequio os he ofrecido en el paso de mi vida, y algún pequeño fruto he depositado a los pies de vuestra Purísima Concepción. Pero nada son, lo reconozco y confieso, ¡oh gran Reina! ¡Porque, ¡es tan pobrecito este esclavito e hijo vuestro! ¡Y vos sois tan grande y tan excelsa!… Mas vos sois tan buena, ¡oh María! Sois Madre tan cariñosa, tan dulce y tan agradecida, que me atrevo a rogaros las aceptéis con agrado, si no por lo que valen, a lo menos por el amor a vos con que están perfumadas.
Aceptad, pues, Madre Inmaculada, esta Novena que he de realizar para honrar vuestra Concepción Purísima, y que deposito gustoso a vuestros inmaculados pies. Bendecidla y haced que produzca en mi alma un amor ardiente y constante a vuestro Hijo Jesús y a vos, y una adhesión inquebrantable a la Santa Iglesia y a su cabeza visible e infalible el romano pontífice. Bendecid a todos los que os honren con esta novena, y alcanzadles la gracia de vivir y morir con una perfecta pureza de alma y cuerpo, y abrasados del amor de Dios y de vos, ¡oh Madre de misericordia! Amén.
Después, se dirá la oración de cada día:
Día primero:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María del pecado original en su Inmaculada Concepción y a nosotros nos hiciste el gran beneficio de libramos de él por medio de Tu santo bautismo, así Te rogamos humildemente nos concedas la gracia de portarnos siempre como buenos cristianos, regenerados en Ti, Padre nuestro Santísimo.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día segundo:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado mortal en toda su vida y a nosotros nos das gracia para evitarlo y el sacramento de la confesión para remediarlo, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de no cometer nunca pecado mortal, y si incurrimos en tan terrible desgracia, la de salir de él cuanto antes, por medio de una buena confesión.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día tercero:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como preservaste a María de todo pecado venial en toda su vida, y a nosotros nos pides que purifiquemos más y más nuestras almas, para ser dignos de Ti, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de evitar los pecados veniales y de procurar y obtener cada día más pureza y delicadez de conciencia.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día cuarto:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como libraste a María del pecado y le diste dominio perfecto sobre todas sus pasiones, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la gracia de ir domando nuestras pasiones y destruyendo nuestras malas inclinaciones, para que Te podamos servir con verdadera libertad de espíritu y sin imperfección ninguna.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día quinto:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante de su Concepción diste a María más gracia que a todos los Santos y Ángeles del cielo, así Te rogamos humildemente por intercesión de tu Madre Inmaculada nos inspires un aprecio singular de la divina gracia que Tú nos adquiriste con tu sangre y nos concedas el aumentarla más y más con nuestras buenas obras y con la recepción de tus santos sacramentos, especialmente el de la comunión.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día sexto:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como desde el primer instante infundiste en María, con toda plenitud, las virtudes sobrenaturales y los dones del Espíritu Santo, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas a nosotros la abundancia de estos mismos dones y virtudes, para que podamos vencer todas las tentaciones y hagamos muchos actos de virtud dignos de nuestra profesión de cristianos.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día séptimo:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María, entre las demás virtudes, una pureza y castidad eximia, por la cual es llamada Virgen de las Vírgenes, así Te suplicamos, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas la dificilísima virtud de la castidad, que no se puede conservar sin tu gracia, pero que tantos han conservado mediante la devoción de la Virgen y tu protección.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día octavo:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como diste a María la gracia de una ardentísima caridad y amor de Dios sobre todas las cosas, así Te rogamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas un amor sincero a Ti, oh Dios y Señor nuestro, nuestro verdadero bien, nuestro bienhechor, nuestro Padre, y que antes queramos perder todas las cosas que ofenderte con un solo pecado.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Día noveno:
¡Oh Santísimo Hijo de María Inmaculada y benignísimo Redentor nuestro! Así como has concedido a María la gracia de ir al cielo y de ser en él colocada en el primer lugar después de Ti, así Te suplicamos humildemente, por intercesión de tu Madre Inmaculada, nos concedas una buena muerte, que recibamos bien los últimos sacramentos, que expiremos sin mancha ninguna de pecado en la conciencia y vayamos al cielo para siempre gozar en tu compañía y la de nuestra Madre, con todos los que se han salvado por ella.
(Pídase la gracia que se desea obtener)
Dígase tres veces Pater, Ave María y Gloria con la siguiente invocación cada vez:
- Oh María, sin pecado concebida.
- Ruega por nos, que recurrimos a Vos.
Preces finales para cada día
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, ¡Virgen sagrada María! Yo te ofrezco en este día alma, vida y corazón. ¡Mírame con compasión! No me dejes, Madre mía. Amén.
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Señora nuestra, mediadora nuestra, abogada nuestra: reconcílianos con tu Hijo, recomiéndanos a tu Hijo, preséntanos ante tu Hijo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu participación.