27 de mayo de 2020

ADORACIÓN 
 MAÑANA JUEVES 

PREPARANDO PENTECOSTÉS
a las 19:00 h 
Iglesia de Ntra. Sra. de la Merced


EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR

 Hoy Jesús se pone en medio de nosotros, que estamos llenos de miedos, y nos da la paz.

Entonces nos muestra los signos de su muerte y su resurrección, los signos de nuestra salvación.

Imagínate a Jesús enseñándonos sus manos y su costado y diciéndonos: “no te preocupes por nada, estás salvado.
Si me aceptas como Señor, Yo me encargo de todo y te llenarás de alegría”.

Después nos envía a los demás, a nuestras situaciones cotidianas. Pero antes, exhala su aliento sobre nosotros, los que le hemos conocido para que seamos sus testigos. 

Hoy Jesús nos pregunta: ¿Aceptas mi Espíritu, aceptas el Espíritu Santo? ¿Lo deseas? ¿Lo necesitas?

En esta oración ante Jesús Sacramentado pedimos al Espíritu Santo los dones y frutos que Él regala.

Los pedimos para nosotros, para nuestra familia, para los pobres y marginados de la tierra, para los perseguidos, para los que viven de espaldas a Dios, para los que lo niegan, por los que están sufriendo esta pandemia del covid-19, para los hombres y mujeres de buena voluntad; de modo particular por la santa Iglesia Católica y por las intenciones particulares de cada uno de nosotros.


María oraba con los Apóstoles el día de Pentecostés pidiendo el don del Espíritu Santo. Estamos terminando el mes de mayo y hoy nosotros pedimos a María Santísima que nos tenga bajo su manto y que nos ayude a ser dóciles al Espíritu Santo, a decir como ella SÍ, que se haga en mí la voluntad del Padre.




Himno al Espíritu Santo 

Ven, Espíritu Divino 
manda tu luz desde el cielo. 
Padre amoroso del pobre; 
don, en tus dones espléndido;
 luz que penetra las almas; 
fuente del mayor consuelo. 
Ven, dulce huésped del alma, 
descanso de nuestro esfuerzo, 
tregua en el duro trabajo, 
brisa en las horas de fuego, 
gozo que enjuga las lágrimas 
y reconforta en los duelos. 
Entra hasta el fondo del alma, 
divina luz y enriquécenos. 
Mira el vacío del hombre, 
si tú le faltas por dentro; 
mira el poder del pecado, 
cuando no envías tu aliento. 
Riega la tierra en sequía, 
sana el corazón enfermo, 
lava las manchas, 
infunde calor de vida en el hielo, 
doma el espíritu indómito,
 guía al que tuerce el sendero.
 Reparte tus siete dones, 
según la fe de tus siervos; 
por tu bondad y tu gracia, 
dale al esfuerzo su mérito; 
salva al que busca salvarse 
y danos tu gozo eterno. 
Amén

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