20 de mayo de 2016

FESTIVIDAD DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE

Ayer jueves, 19 de mayo, posterior a la Solemnidad de Pentecostés, celebrábamos la festividad de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote, la cual fue introducida en nuestro país en 1973. Tiene categoría de fiesta y cuenta con textos propios para la Misa de ese día.

Lo celebrábamos todos los fieles de nuestra parroquia en el Templo de San Pedro Apóstol, a las 19:00 h con una Exposición del Santísimo Sacramento del Altar, celebrando también el Jueves Eucarístico, el penúltimo de este curso pastoral, donde se adoraba a Él y se veneraba a su Madre, bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Esperanza,  mediante el rezo del Santo Rosario. A las 20:00 h se celebraba Misa, presidida por nuestro párroco, Rvdo. Sr. D. José Manuel Martínez Rosique.

Era un día especial para todos los sacerdotes, pues junto a Jueves Santo, volvían a rememorar ese SI que dieron a Dios el día de su Ordenación Sacerdotal, donde ofrecían su vida por y para Él.

Fue una homilía especial la que nos ofreció ayer D. José Manuel, donde nos recordaba a los pies de la imagen de Ntra. Sra. de la Esperanza, ese lugar inseparable que ocupa María como Madre de su sacerdocio.

María siempre está al lado de los sacerdotes, como la Madre junto al Hijo. Ellos experimentan su cercanía maternal, en virtud del orden sacerdotal, cuando celebran el Sacrificio del Altar, cuando predican la Palabra de Dios, cuando alimentan al Pueblo de Dios con los sacramentos o cuando nos conducen como pastores por los caminos de la salvación.


Por ello, desde este blog, queremos hacerle una petición a nuestra Madre, bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Esperanza. Ella, como Juan estuvieron al pie de la cruz, pues ahora le pedimos que acoja bajo su manto, hoy y siempre, como Madre, a todos los sacerdotes de nuestra Diócesis, y en especial a nuestro párroco, Rvdo. Sr. D. José Manuel Martínez Rosique, por esta gran devoción, amor y trabajo a los fieles de su comunidad parroquial de San Pedro Apóstol. También os pedimos que oremos mucho por él, así como daros las gracias públicamente por ello.