Este año en el que estamos celebrando el Año de la Misericordia, el lema que se ha elegido para celebrar esta jornada ha sido "Enviados a Reconciliar".
Por este motivo, en todas las misas que celebraremos en nuestro pueblo durante este fin de semana haremos una colecta especial, que será donada al Seminario de Murcia.
La semana pasada se repartieron unos sobres, en ellos se debe echar la donación que deseemos y depositarlos en cualquiera de las colectas que se realicen durante la misa en este próximo fin de semana.
De antemano, dar las gracias por las donaciones que vayáis hacer, puesto que ya conocemos el corazón caritativo y misericordioso de nuestros vecinos que siempre que pedimos ayuda y colaboración tenemos una gran respuesta.
A continuación os dejamos la oración del Día del Seminario de este año, os invitamos a orar por los seminaristas, así como pedir para que hayan en nuestro pueblo nuevas y santas vocaciones.
Dios Padre,
que esperas con los brazos abiertos
a cuantos se acercan a Ti,
reconociendo su debilidad y su pecado.
Ayuda a quienes tú eliges como ministros del perdón
para que, respondiendo con generosa entrega,
modelen su corazón
con el signo de la compasión, la comprensión y el amor.
Hazlos humildes ministros tuyos,
presencia de tu misericordia en medio de este mundo,
para que hagan eficaz en él
la fuerza de tu fidelidad y de tu amor.
Marca su vida con el signo de una compasión
que no solo comprende el sufrimiento,
sino que acude a socorrer a cuantos sufren.
Transforma toda su persona
en manos que acogen y acarician
para ser «misericordiosos como el Padre».
Por Cristo, tu Hijo, nuestro Señor,
que se entregó por nuestra salvación. Amén.
que esperas con los brazos abiertos
a cuantos se acercan a Ti,
reconociendo su debilidad y su pecado.
Ayuda a quienes tú eliges como ministros del perdón
para que, respondiendo con generosa entrega,
modelen su corazón
con el signo de la compasión, la comprensión y el amor.
Hazlos humildes ministros tuyos,
presencia de tu misericordia en medio de este mundo,
para que hagan eficaz en él
la fuerza de tu fidelidad y de tu amor.
Marca su vida con el signo de una compasión
que no solo comprende el sufrimiento,
sino que acude a socorrer a cuantos sufren.
Transforma toda su persona
en manos que acogen y acarician
para ser «misericordiosos como el Padre».
Por Cristo, tu Hijo, nuestro Señor,
que se entregó por nuestra salvación. Amén.
