Empezamos un tiempo “fuerte” en la Iglesia Católica, es el tiempo de Cuaresma que nos llevará a la Pascua, día de mucha
alegría por todos los que seguimos o intentamos seguir de cerca a Cristo.
Vamos a comentar los símbolos que nos encontraremos en
este tiempo, en este camino de Cuaresma.
Quizá nos podrán ayudar a realizarlo con más consciencia de cristianos comprometidos.
Con el Miércoles de Ceniza hemos empezado a vivir con intensidad este camino de esperanza.
La ceniza. Nos recuerda nuestra condición débil y caduca. Nos pone delante nuestra fragilidad. Expresa la conversión, el deseo de liberarnos del mal: la desunión, la violencia, la insolidaridad, la indiferencia, que hay en nosotros y ponernos en el camino hacia la Pascua. De las cenizas Dios saca vida, como el grano de trigo que se hunde en la tierra. Es símbolo de que participamos de la cruz de Cristo, para con El pasar a la vida. Nos recuerda que ser cristianos supone una lucha contra el mal que siempre está al acecho para robarnos la alegría de vivir resucitados.
El camino. La vida cristiana es seguir a Jesús, es hacer camino. La Iglesia peregrina en la tierra, la Iglesia en marcha es la expresión simbólica de un pueblo que persigue una meta y para ello se pone en camino. Como Israel en el A.T. caminó como pueblo hacia la libertad, la Iglesia está siempre en marcha. La comunidad: “Sale” de un lugar, abandona una situación y un estilo de vida, se convierte, “camina en unión”, unos con otros en fraternidad, subrayando así la vivir en comunidad de su camino. El “marchar”, el caminar en la vida cristiana y más en la celebración, viene a ser una parábola de la Iglesia en camino. El “Caminar” es una expresión de que viajamos con esperanza, con los pies en el “hoy y aquí” y convencidos de la presencia de Cristo en medio de nosotros, compañero de camino, como en Emaús: Cristo es el camino.
El ayuno solidario. Es una voz profética para recordarnos que todo es bueno, pero relativo, que los valores materiales no son absolutos, que los valores sobrenaturales hay que cuidarlos. Nos hace libres. Nos enseña a sentir en nosotros mismo la debilidad de los que se ven obligados por necesidad todo el año. Nos educa el egoísmo y la autosuficiencia y a abrirnos más a Dios y a los hermanos.
Ayunar con alegría. Los cristianos realizamos este gesto del ayuno para expresar nuestra voluntad de conversión a la Pascua de Cristo. En medio de una sociedad que estimula el gasto y a la satisfacción de todo tipo, los cristianos hacemos un gesto profético de protesta: el ayuno, que quiere ser un lenguaje simbólico de una actitud interior. Lo realizamos con alegría, sin alardes de virtud, sin buscar el aplauso y la admiración de los hombres. Lo hacemos con una dimensión comunitaria. Es un gesto que siempre seguirá siendo educador y pedagógico.
Ayuno grato a los ojos de Dios. Tiende la mano a tu enemigo. Mantén una atmósfera de paz en tu trabajo y en tu familia. Ten valentía y confiesa tu fe en Cristo cuando sea necesario. Descubre las necesidades de los más próximos.
La Cruz. Símbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio de salvación. Ilumina nuestra vida. Nos da esperanza. Nos enseña el camino. Nos asegura la victoria de Cristo. En la cruz está concentrada la Buena Noticia del Evangelio.
La señal de la Cruz. Gesto sencillo lleno de significado. Esta señal de la Cruz es una verdadera confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Desde el bautismo estamos significados con la Cruz de Cristo como señal de pertenencia, con el compromiso de conocerle y seguirle y como prueba de que Cristo nos fortalece con la señal de su victoria.
Una vida según la Cruz. La imagen o señal de la Cruz repetida quiere ser un compromiso: indicarnos el camino “pascual” de muerte y de resurrección, que recorrió ya Cristo, y que nos invita ahora a nosotros a recorrer. Nos recuerda también a todos los que sufren en nuestro mundo. Cristo en la Cruz es como el portavoz de todos los que lloran y sufren,a la vez que es la garantía y la proclama de victoria para todos.
Quizá nos podrán ayudar a realizarlo con más consciencia de cristianos comprometidos.
Con el Miércoles de Ceniza hemos empezado a vivir con intensidad este camino de esperanza.
La ceniza. Nos recuerda nuestra condición débil y caduca. Nos pone delante nuestra fragilidad. Expresa la conversión, el deseo de liberarnos del mal: la desunión, la violencia, la insolidaridad, la indiferencia, que hay en nosotros y ponernos en el camino hacia la Pascua. De las cenizas Dios saca vida, como el grano de trigo que se hunde en la tierra. Es símbolo de que participamos de la cruz de Cristo, para con El pasar a la vida. Nos recuerda que ser cristianos supone una lucha contra el mal que siempre está al acecho para robarnos la alegría de vivir resucitados.
El camino. La vida cristiana es seguir a Jesús, es hacer camino. La Iglesia peregrina en la tierra, la Iglesia en marcha es la expresión simbólica de un pueblo que persigue una meta y para ello se pone en camino. Como Israel en el A.T. caminó como pueblo hacia la libertad, la Iglesia está siempre en marcha. La comunidad: “Sale” de un lugar, abandona una situación y un estilo de vida, se convierte, “camina en unión”, unos con otros en fraternidad, subrayando así la vivir en comunidad de su camino. El “marchar”, el caminar en la vida cristiana y más en la celebración, viene a ser una parábola de la Iglesia en camino. El “Caminar” es una expresión de que viajamos con esperanza, con los pies en el “hoy y aquí” y convencidos de la presencia de Cristo en medio de nosotros, compañero de camino, como en Emaús: Cristo es el camino.
El ayuno solidario. Es una voz profética para recordarnos que todo es bueno, pero relativo, que los valores materiales no son absolutos, que los valores sobrenaturales hay que cuidarlos. Nos hace libres. Nos enseña a sentir en nosotros mismo la debilidad de los que se ven obligados por necesidad todo el año. Nos educa el egoísmo y la autosuficiencia y a abrirnos más a Dios y a los hermanos.
Ayunar con alegría. Los cristianos realizamos este gesto del ayuno para expresar nuestra voluntad de conversión a la Pascua de Cristo. En medio de una sociedad que estimula el gasto y a la satisfacción de todo tipo, los cristianos hacemos un gesto profético de protesta: el ayuno, que quiere ser un lenguaje simbólico de una actitud interior. Lo realizamos con alegría, sin alardes de virtud, sin buscar el aplauso y la admiración de los hombres. Lo hacemos con una dimensión comunitaria. Es un gesto que siempre seguirá siendo educador y pedagógico.
Ayuno grato a los ojos de Dios. Tiende la mano a tu enemigo. Mantén una atmósfera de paz en tu trabajo y en tu familia. Ten valentía y confiesa tu fe en Cristo cuando sea necesario. Descubre las necesidades de los más próximos.
La Cruz. Símbolo predilecto para representar a Cristo y su misterio de salvación. Ilumina nuestra vida. Nos da esperanza. Nos enseña el camino. Nos asegura la victoria de Cristo. En la cruz está concentrada la Buena Noticia del Evangelio.
La señal de la Cruz. Gesto sencillo lleno de significado. Esta señal de la Cruz es una verdadera confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la Cruz de Cristo. Desde el bautismo estamos significados con la Cruz de Cristo como señal de pertenencia, con el compromiso de conocerle y seguirle y como prueba de que Cristo nos fortalece con la señal de su victoria.
Una vida según la Cruz. La imagen o señal de la Cruz repetida quiere ser un compromiso: indicarnos el camino “pascual” de muerte y de resurrección, que recorrió ya Cristo, y que nos invita ahora a nosotros a recorrer. Nos recuerda también a todos los que sufren en nuestro mundo. Cristo en la Cruz es como el portavoz de todos los que lloran y sufren,a la vez que es la garantía y la proclama de victoria para todos.