Allí todos los que asistimos pudimos vivir la solemnidad con la se celebró la Santa Misa en honor a la Virgen de la Medalla Milagrosa el día de su festividad.
Escuchamos una muy bella homilía donde el Párroco, Rvdo. Sr. D. José Manuel Martínez Rosique nos relata la emotiva historia de Sor Catalina de Laboure, donde hasta en tres ocasiones se le apareció la Virgen y en la segunda aparición, un 27 de noviembre de 1930, le indicó como debía acuñar una medalla, donde en la parte delantera tenía que salir su imagen con la siguiente inscripción: ¡Oh María sin pecado concebida, Rogad por nosotros qué recurrimos a vos!, y en la parte de atrás una cruz, la M de María y los sagrados corazones (uno con la corona de espinas y otro atravesado por un puñal).
Al finalizar la Misa se repartió a cada asistente una medalla de la Virgen de la Medalla Milagrosa, y este año hubo una novedad y es que desde una mano de la imagen se colocó un lazo que terminaba con una medalla de la Milagrosa y a través de ella se podía besar a la imagen de la Virgen.