26 de mayo de 2021

 



Mañana jueves celebramos la fiesta de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote. Jornada de oración por la santificación de los sacerdotes.

A las 18:45 h, en la Iglesia parroquial , se expondrá el Santísimo Sacramento del Altar, oración en este Año Santo de San José por los sacerdotes, Santo Rosario, Letanías de Cristo sacerdote, ejercicio del mes de las flores, bendición con el santísimo y Santa Misa. 


La fiesta litúrgica de Nuestro Señor Jesucristo, sumo y eterno sacerdote que celebramos mañana jueves, siguiente a la Solemnidad de Pentecostés, tiene un origen muy español.

Esta fiesta se concibió como patronal de la Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote, cuyos fundadores fueron José María García Lahiguera, desde el 17 de mayo de 1950 Obispo Auxiliar de Madrid-Alcalá, y María del Carmen Hidalgo de Caviedes, quienes en audiencia con el Venerable Pío XII el 25 de abril de 1950 solicitaron su institución en las casas de la congregación. La Santa Sede, por rescripto de 25 de junio de 1952 la concedió con la categoría de doble de primera clase.

En noviembre de 1954 García Lahiguera pidió a la Junta General de la Congregación de San Pedro Apóstol de presbíteros seculares de Madrid que se adhiriera a la petición que quería elevar a la Santa Sede con vistas a la institución de la festividad litúrgica de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. Acogida con entusiasmo la proposición, fue enviada con el visto bueno del Patriarca de las Indias y Obispo de Madrid Leopoldo Eijo Garay. El propio García Lahiguera lo propuso en 1965, durante el Concilio Vaticano II, cuando se trataba el esquema De Sacerdotis, propuesta que fue rubricada por 194 padres conciliares, entre ellos 5 cardenales.

La Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote empezó a trabajar en la elaboración de los textos eucológicos de la fiesta, que fueron aprobados para su uso el 21 de diciembre de 1971 por la sagrada Congregación para el Culto Divino, y quedan a disposición de las diócesis y congregaciones que soliciten dicha memoria.

En abril de 1972 García Lahiguera, entonces Arzobispo de Valencia, envió una carta a los obispos españoles, adjuntándoles los textos de misa y Oficio, para que se adhirieran a la inclusión de esta festividad en el Calendario Nacional como corolario del próximo Congreso Eucarístico Nacional que se iba a celebrar en Valencia.

Propuesta seguidamente a la reunión permanente de la Conferencia Episcopal Española la aprobación de dicha fiesta para el Propio de España, salió adelante en la Asamblea Plenaria del 5 de julio de 1973, fijándose para el jueves posterior a Pentecostés. El Presidente envió a Roma las correspondientes preces y por rescripto nº 1087/73 de 22 de agosto de 1973 la Sagrada Congregación para el Culto Divino aprobó su inserción en el Calendario Litúrgico Nacional de España con sus textos propios. Se celebró por primera vez en España entera el 6 de junio de 1974.


La Iglesia nos pone esta Fiesta para:

     1.Dar gracias por el sacerdocio participado

     2.Orar por los sacerdotes de Cristo

     3.Para tomar conciencia de que somos Iglesia, SOMOS SU CUERPO, y nos ofrece junto con Él

Esta festividad sacrosanta ha de ser para todos los católicos un día intensamente sacerdotal. Un día para amar el sacerdocio de Jesucristo prolongado en sus ministros. Para agradecer a Cristo este don inestimable. Ha de ser una jornada de santidad sacerdotal que nos reúna a todos: pastores y seglares, con un solo corazón y una sola alma, para pedir muchos y santos sacerdotes.

Y ha de ser un día para agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta. El sacerdote actúa en la persona de Cristo... Perdona con el perdón de Dios, lleva su Palabra que se encarna en su propia palabra, perpetúa la presencia real de Cristo entre nosotros... Si a veces nos defrauda su insuficiencia personal, pensemos que a Dios no le ha estorbado. Consideremos el peso de la dignidad divina que lleva dentro. Y ¡cuántas veces no habremos ayudado a tal o cual sacerdote a superarse! ¡Cuántas lo habremos hundido más aún en el aislamiento, con la incomprensión y la maledicencia!

Es momento de hablar con valentía de la vida sacerdotal como de un valor inestimable y una forma de vida espléndida y privilegiada, porque se funda en la Palabra irrevocable de Dios. Porque el sacerdote está al servicio de todos los hombres. Y porque -parafraseando al cardenal Juan M. Lustiger- su acción no tiene por límite su propia capacidad de obrar, sino que se inscribe en la acción de Dios que obra a través de él.

Querríamos hacer llegar a todos los sacerdotes del mundo el testimonio de nuestro apoyo, de nuestra solidaridad, de nuestro amor... A todos les decimos: ¡Gracias, queridos sacerdotes!


Significado del día de Jesucristo, sumo y eterno sacerdote

El Nuevo Testamento no utiliza el término sacerdote para referirse a los ministros de la comunidad. Lo reserva para denominar a Cristo como sacerdote de la Nueva Alianza que nos ha reconciliado con Dios y al pueblo de Dios, y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre y pueblo sacerdotal.

Con relación a ello la carta a los Hebreos dice: “Así también Cristo no se apropió la gloria de ser sumo sacerdote, sino que Dios mismo le había dicho: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy. Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote para siempre igual que Melquisedec” (Hebreos, capitulo 5, versículos 5 y 6).

La misma carta añade: «Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos» (Hebreos, capitulo 9, versículo 11); y el libro de de Pedro, capitulo 2, versículo 9 dice: “Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz”

Así, mediante el bautismo, todos hemos sido configurados con Cristo Profeta, Sacerdote y Rey. Nuestra vida es sacerdotal en la medida en que, unida a la suya, se convierte en una completa oblación al Padre.
En muchas diócesis se celebra también en este día la Jornada de santificación de los sacerdotes; y ha de ser un día para agradecer a los sacerdotes su entrega absoluta.

Oración por los Sacerdotes

Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de espinas.

Que cuando, día a día, te traigan al pan convertido en tu cuerpo, ello no se les vuelva rutina, sino diario milagro.

Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor que Tú nos entregas.

Que cuando jóvenes, tengan la fortaleza de tus últimos tres años y cuando viejos, sigan sintiendo que Dios alegra su juventud.

Que espíritu viviente en carne y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y perfectamente divinos.

Que cuando el desánimo y la debilidad los agobien en el camino de su calvario, estés Tú, como Cirineo, para llevarles la cruz y volvérselas gozo.

¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por nosotros.

Amén.



Letanías de Cristo Sacerdote


El Papa San Juan Pablo II presentó en su 50º aniversario de sacerdocio estas letanías, llenas de contenido bíblico, que solían cantarse en el Seminario de Cracovia, especialmente en la Vigilia que tenía lugar la víspera de cada ordenación sacerdotal. El Papa expresó la profunda impresión que suponía para los seminaristas la oración a Cristo Sacerdote y Víctima, con el cual se iban a identificar mediante la ordenación y cuya oblación iban a compartir en el ejercicio de su ministerio. Las invocaciones están basadas en la carta a los Hebreos, y las peticiones transmiten el anhelo por la santidad de los Ministros ordenados.

Kyrie, eleison, Kyrie, eleison
Christe, eleison, Christe, eleison
Kyrie, eleison, Kyrie, eleison
Cristo, óyenos, Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos

Dios, Padre celestial, Ten misericordia de nosotros
Dios, Hijo, Redentor del mundo
Dios, Espíritu Santo
Santísima Trinidad, un solo Dios
Jesús, Sacerdote y Víctima
Jesús, Sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Jesús, Sacerdote enviado por Dios para evangelizar a los pobres
Jesús, Sacerdote que en la última cena instituiste el memorial eterno de tu sacrificio
Jesús, Sacerdote siempre vivo para interceder por nosotros
Jesús, Pontífice al que el Padre ungió con la fuerza del Espíritu Santo
Jesús, Pontífice tomado de entre los hombres
Jesús, Pontífice constituido a favor de los hombres
Jesús, Pontífice de nuestro testimonio
Jesús, Pontífice de mayor gloria que Moisés
Jesús, Pontífice del auténtico Templo
Jesús, Pontífice de los bienes futuros
Jesús, Pontífice inocente, inmaculado y santo
Jesús, Pontífice misericordioso y fiel
Jesús, Pontífice consumido por el celo del Padre y de las almas
Jesús, Pontífice perfecto para siempre
Jesús, Pontífice que penetraste los cielos derramando tu propia sangre
Jesús, Pontífice que iniciaste un nuevo camino para nosotros
Jesús, Pontífice que nos has amado y nos has purificado del pecado por tu sangre
Jesús, Pontífice que te entregaste a Dios como oblación y víctima santa
Jesús, Víctima de Dios y de los hombres
Jesús, Víctima santa e inmaculada
Jesús, Víctima clemente
Jesús, Víctima pacífica
Jesús, Víctima de propiciación y alabanza
Jesús, Víctima de reconciliación y paz
Jesús, Víctima en la que tenemos la fe en el acceso a Dios
Jesús, Víctima que vive eternamente

Muéstrate propicio, Líbranos, Señor
De la búsqueda temeraria del ministerio
Del pecado de sacrilegio
De la falta de dominio en la castidad
De los deseos deshonestos
De toda mancha de simonía
De una indigna disposición de los bienes de la Iglesia
Del amor del mundo y de sus vanidades
De una indigna celebración de tus Misterios

Por tu sacerdocio eterno,
Por tu santa unción,
Por la que el Padre te constituyó como Sumo Sacerdote
Por tu espíritu sacerdotal
Por aquel ministerio por el que glorificaste en la tierra al Padre
Por la cruenta inmolación de tu cuerpo en la cruz realizada una vez para siempre
Por el mismo sacrificio que se renueva cada día en el altar
Por el poder divino que ejerces de manera invisible por medio de los sacerdotes.

Para que te dignes conservar en santidad a todo el Orden Sacerdotal, Te rogamos, óyenos
Para que concedas a tu pueblo pastores según tu corazón
Para que los llenes de espíritu sacerdotal
Para que los labios sacerdotales guarden tu sabiduría
Para que envíes operarios a tu mies
Para que aumentes el número de fieles dispensadores de tus misterios
Para que les concedas paciencia en el ministerio, eficacia en la acción y perseverancia en la oración
Para que por su medio se promueva por doquier el culto del Santísimo Sacramento
Para que recibas en el gozo eterno a los que han desempeñado el ministerio

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Perdónanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Escúchanos, Señor
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
Ten misericordia de nosotros
Sacerdote eterno, Cristo, óyenos, Cristo óyenos
Sacerdote sumo y eterno, Cristo, escúchanos,
Cristo, escúchanos

ORACIÓN FINAL
Oh Dios, que cuidas y santificas a tu Iglesia; por medio de tu Espíritu, suscita en ella dispensadores fieles e idóneos de los santos misterios, para que por su ministerio y su ejemplo, el pueblo cristiano protegido por ti avance por la senda de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.


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Canción:

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