29 de abril de 2021

 DEVOCIÓN A MARÍA

                          MES DE MAYO

La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más.

La Virgen María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios desde los albores del cristianismo.

“Los primeros cristianos, a los que hemos de acudir siempre como modelo, dieron un culto amoroso a la Virgen. En las pinturas de los tres primeros siglos del Cristianismo, que se conservan en las catacumbas romanas, se la contempla representada con el Niño Dios en brazos. ¡Nunca les imitaremos bastante en esta devoción a la Santísima Virgen!”

(San Josemaría Escrivá)

Me llamarán Bienaventurada 

Como han puesto en evidencia los estudios mariológicos recientes, la Virgen María ha sido honrada y venerada como Madre de Dios y Madre de los cristianos desde los albores del cristianismo.

En los tres primeros siglos la veneración a María está incluida fundamentalmente dentro del culto a su Hijo.

Un Padre de la Iglesia resume el sentir de este primigenio culto mariano refiriéndose a María con estas palabras: «Los profetas te anunciaron y los apóstoles te celebraron con las más altas alabanzas».

De estos primeros siglos sólo pueden recogerse testimonios indirectos del culto mariano. Entre ellos se encuentran algunos restos arqueológicos en las catacumbas, que demuestran el culto y la veneración, que los primeros cristianos tuvieron por María.

Tal es el caso de las pinturas marianas de las catacumbas de Priscila: en una de ellas se muestra a la Virgen nimbada con el Niño al pecho y un profeta (quizá Isaías) a un lado; las otras dos representan la Anunciación y la Epifanía.

Todas ellas son de finales del siglo II. En las catacumbas de San Pedro y San Marceliano se admira también una pintura del siglo III/IV que representa a María en medio de S. Pedro y S. Pablo, con las manos extendidas y orando.

Una magnífica muestra del culto mariano es la oración “Sub tuum praesidium” (Bajo tu amparo nos acogemos)  que se remonta al siglo III-IV, en la que se acude a la intercesión a María.

Los Padres del siglo IV alaban de muchas y diversas maneras a la Madre de Dios. San Epifanio, combatiendo el error de una secta de Arabia que tributaba culto de latría a María, después de rechazar tal culto, escribe: «¡Sea honrada María! !Sea adorado el Señor!».

La misma distinción se aprecia en San Ambrosio quien tras alabar a la « Madre de todas las vírgenes» es claro y rotundo, a la vez, cuando dice que «María es templo de Dios y no es el Dios del templo» , para poner en su justa medida el culto mariano, distinguiéndolo del profesado a Dios.

Hay constancia de que en tiempo del papa San Silvestre, en los Foros, donde se había levantado anteriormente un templo a Vesta, se construyó uno cuya advocación era Santa María de la Antigua. Igualmente el obispo Alejandro de Alejandría consagró una Iglesia en honor de la Madre de Dios. Se sabe, además, que en la iglesia de la Natividad en Palestina, que se remonta a la época de Constantino, junto al culto al Señor, se honraba a María recordando la milagrosa concepción de Cristo.

En la liturgia eucarística hay datos fidedignos mostrando que la mención venerativa de María en la plegaria eucarística se remonta al año 225 y que en las fiestas del Señor -Encarnación, Natividad, Epifanía, etc.- se honraba también a su Madre. Suele señalarse que hacia el año 380 se instituyó la primera festividad mariana, denominada indistintamente «Memoria de la Madre de Dios», «Fiesta de la Santísima Virgen», o «Fiesta de la gloriosa Madre».



EJERCICIO DE LAS FLORES


Treinta y un días de oración a la Reina del Cielo
Devoción a la Virgen a lo largo del mes de mayo.

La Iglesia ha dedicado el mes de mayo a María, a la dulce Reina de nuestras vidas.

Cada día del mes de mayo tiene que ser una flor para María. Por eso le regalaremos en cada jornada de su mes una meditación, una oración, el rezo del Santo Rosario y una florecilla. De este modo iremos formando un ramo de flores para nuestra Reina del Cielo que nuestros ángeles custodios le llevarán en actitud de veneración.

Historia
Este preciosísimo ejercicio, que con tanto fervor practican cada año todos los devotos de la Virgen María, tuvo su origen en Roma, siendo uno de los santos que más se distinguieron en recomendarlo, San Felipe Neri, en 1584, contribuyendo también a facilitar su difusión el "Mes de María", compuesto por el padre Lalomia, de la Compañía de Jesús. Con todo, no entró en su apogeo esta devoción hasta mediados del siglo XIX, siendo hoy contados los verdaderos cristianos que no lo rezan, aunque sea uno de los más breves que hay compuestos. Lo esencial de esta práctica consiste en dirigir a la Virgen María, cada día, algunas preces y acompañarlas de algún obsequio; cosas ambas que contribuyen a conseguir el fin que se tuvo presente en sus orígenes, que era defender de los peligros que en esta época del año, la primavera, solían ser más frecuentes en la juventud, y el ofrecer a la Reina del Cielo los perfumes de las flores y los encantos de la naturaleza, en los días luminosos de esa privilegiada estación del año. Pero los fieles que tengan algún tiempo disponible, además conviene que mediten en la vida y virtudes de la Virgen María.

En nuestra parroquia se realizará todas las tardes en la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol después del Santo Rosario, 19:30 h, y antes de la Santa Misa, 20:00 h.
 














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