18 de febrero de 2021

    Con María en el camino de la Cuaresma


Todos los sábados de Cuaresma

En la ermita del Santuario de Ntra. Sra. de la Esperanza.

CUARESMA DE LA MANO DE MARIA

A las 12:00 h rezo del Ángelus y meditación mariana.

A las 12:30 rezo del santo Rosario.

A las 13:00 h Santa Misa.


Primer sábado de cuaresma con María en el corazón. Vamos a recorrer junto a Ella el camino de la Cuaresma. La Virgen, obediente a la voluntad del Padre, se dirige también hacia la cruz y lo hace como modelo de creyente que medita en lo íntimo la Palabra del Padre. María, en su misión de Corredentora, con certeza recordará las palabras de Simeón de que «una espada de dolor te atravesará el alma por ser Tu Hijo signo de contradicción». María asume en la oración la misión encomendada por Dios y lo medita todo en la intimidad de su corazón.

Mediante la oración del Ángelus, una breve meditación sobre la vida de María, el rezo del Santo Rosario y sobre todo con la Santa Misa vamos a vivir la mañana de los sábados en este tiempo de cuaresma en el marco entrañable del Santuario de Nuestra Madre de la Esperanza.


       La Cuaresma de María se prolongó toda la vida de Cristo. Fueron treinta y tres años de travesía y de profunda preparación y de cercanía con Jesús. Una catequesis de silencio, de entrega, de renuncias, de discreción, de servicio, de compromiso. Ella recorrió este camino cuaresmal aceptando los compromisos unidos a su «Sí» a Dios. Y en el momento cumbre, decisivo para la misión de su Hijo, pudo mantenerse firme a los pies de la Cruz.

Fue auténtica en su ofrecimiento de las ofrendas de su vida. Y eso le permitió entrar más a fondo en los sufrimientos de Cristo. Y es lo que vamos hacer en estos días de Cuaresma. Tener la actitud de María, responder con mi «Amén» a la voluntad del Padre, transformar con los silencios los «Hágase» para Dios en nuestra vida, aferrarnos con paz y serenidad a los planes que Él nos tiene encomendados, crecer en la fe para no caer en el desaliento ni en la frustración, darle sentido con la oración callada a la vida, responder a los interrogantes que se nos plantean con un total abandono. En definitiva, como María, que nada perturbe nuestra fidelidad a Cristo, nuestra unión con Jesús en el siempre difícil camino de cruz. No hay santidad sin prueba. No hay amor sin fidelidad. No hay entrega sin voluntad. Y en esto María es el espejo en quien mirarnos en esta santa Cuaresma.








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