31 de diciembre de 2019

Santa María Madre de Dios 

 1 de Enero









Es el mejor de los comienzos posibles para el santoral. Abrir el año con la solemnidad de la Maternidad divina de María es el mejor principio. Ella está a la cabeza de todos los Santos, es la mayor, la llena de Gracia por la bondad, sabiduría, amor y poder de Dios; Ella es el culmen de toda posible fidelidad a Dios, amor humano en plenitud.
La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de "María Madre de Dios". Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: "María, Madre de Dios".
El resumen de su vida entre nosotros es breve y humilde: vive en Nazaret, allá en Galilea, donde concibió por obra del Espíritu Santo a Jesús y se desposó con José. Por el edicto del César, se traslada a Belén la cuna de los mayores, para empadronarse y estar incluida en el censo junto con su esposo. Por entonces nació el Salvador, su hijo es el Verbo encarnado, la segunda Persona de Dios que ha tomado carne y alma humana, es peculiar. Al tiempo que es Dios, es hombre. Huyó a Egipto para buscar refugio, porque Herodes pretendía matar al Niño después de la visita de los magos. Vuelta la normalidad con la muerte de Herodes, se produce el regreso y la familia se instala en Nazaret.
En la etapa de la vida pública de Jesús, María aparece siguiendo los movimientos de su hijo con frecuencia. Dio a su hijo lo que cualquier madre da: el cuerpo, que en su caso era por concepción milagrosa y virginal y el alma humana, espiritual e inmortal.
María es madre, amor, servicio, fidelidad, alegría, santidad, pureza. Los Santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de "María, Madre de Dios". El título "Madre de Dios" es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.

     ORACIÓN A SANTA MARÍA MADRE DE DIOS


Santa María, Madre de Dios, consérvame un corazón de niño, puro y cristalino como el tuyo. Dame un corazón sencillo que no se quede en las tristezas; un corazón grande para entregarse por completo, tierno en la compasión; un corazón fiel y generoso que no olvide ningún bien ni guarde rencor por ningún mal.
Fórmame un corazón manso y humilde, que ame sin pedir nada a cambio, gozoso al desaparecer en otro corazón ante tu divino Hijo; un corazón grande e indomable que con ninguna ingratitud se cierre, que con ninguna indiferencia se canse; un corazón que construya todo sobre la roca de Jesús, que toda su vida sea poner en el centro a Dios y todo se ordene para hacer su santa voluntad, un corazón que alabe, que adore a Cristo nuestro Señor, por los siglos de los siglos.
Amén


Un nuevo año comienza y la Iglesia, cada 1 de enero, lo inicia celebrando la Solemnidad de “María, Madre de Dios” para pedir la protección de aquella que tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador.. María no es sólo Madre de Dios, sino también nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz. Por ello, al comenzar el nuevo año, pidámosle a María que interceda por nosotros y nos conceda la gracia del abandono filial:
Santa María, Madre de Dios
No hay título, advocación o alabanza más grande que esta.
No puede explicarse de manera más real y concisa quién eres y para qué te eligió el Creador.
Madre del Verbo encarnado
y madre de toda la humanidad.
A ti se vuelven los ojos de todos los creyentes
en este primer día del año nuevo
para poner bajo tu amparo e intercesión la Iglesia toda y sus hijos.
A ti pedimos que no nos sueltes de tu mamo
y con el mismo amor y ternura
con que miras en estos días de Navidad a tu hijo Jesús,
míranos también a nosotros
y acarícianos cantándonos  canciones de alabanza
que nos animen a acurrucarnos en tu regazo
los 365 días que tenemos por delante
en actitud de abandono filial y alegría sin fin.
Amén.
Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra; ruega por nosotros.








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