8 de julio de 2022

«Decálogo para un verano cristiano»

 

«Decálogo para un verano cristiano»

 


·       Vive el domingo. En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acude a la Eucaristía dominical.

·       Un cristiano sin Palabra de Dios. Un cristiano sin la Palabra de Dios, le falta algo donde apoyarse y donde descansar, los interrogantes, las preocupaciones…

·       Un verano dedicado exclusivamente al descanso puede convertirse en rutina. Contempla la naturaleza, el arte de Dios, donde Él manifiesta su belleza.

·       Un corazón cristiano sin caridad no descansa en paz. Vive la solidaridad. No lo quieras todo para ti. Piensa en quienes no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de cada día. La caridad tampoco se toma vacaciones.

·       El ruido del mundo nos impide escuchar a Dios. Si estás en la montaña, date un paseo sólo. Si estás en el mar, vete por su orilla en el anochecer. De vez en cuando hay que dejar las compañías para encontrarnos con nosotros mismos, para mirar hacia el cielo y, en ese cielo, descubrir y hablar con Dios.

·       El sensacionalismo, las noticias de los medios de comunicación, nos convierten en perezosos para una lectura buena. Elige un libro, y si puede ser espiritual mejor, que te aporte valores, que nutra tu vida con un poco de sensatez, de cordura. Una buena lectura nos más equilibrados.

·       Además de exponerte al sol, que no siempre es bueno, no dejes de frecuentar la luz que te ofrece la Iglesia: la paz de un templo, la oportuna Palabra del Señor, la Acción de Gracias, el silencio o el sacramento de la penitencia. Son rayos de un sol, Jesús, que transforma y ennoblece nuestras almas y nuestro interior.

·       Las ocupaciones profesionales, que son ocupaciones, a veces son excusas para no dedicarnos de lleno a la familia. El verano cristiano es una buena plataforma para acercarnos al mundo de los hijos, para potenciar la vida matrimonial, para caminar juntos, para disfrutar juntos… y para ir a la Misa de los domingos también juntos.

·       Vive la justicia. No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétales y respeta sus bienes.

·       Finalmente da gracias a Dios de todo corazón. Ejercita la oración: AMA: es la esencia de la vida, que brinda al ser humano todo su sentido y felicidad. Siempre es tiempo para amar. También las vacaciones.




Bendice, Señor, nuestras vacaciones.

Haz que sean tiempo fecundo para la vida de familia,

para el encuentro con nosotros mismos y con los demás,

para la brisa suave de la amistad y del diálogo, para el ejercicio físico que siempre rejuvenece,

para la lectura que siempre enriquece,

para las visitas culturales que siempre abren horizontes, para la fiesta auténtica que llena el corazón del hombre.

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